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Crónicas de viaje

El pajaro de fuego

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El pajaro de fuego

El resplandeciente quetzal fue un símbolo importante tanto para la cultura Maya como la Azteca. Su nombre significa “precioso” o “sagrado” en varias lenguas mesoamericanas y se asociaba con el dios Quetzalcoatl, cuya cabeza se ilustraba adornada por las plumas del pájaro sagrado, rito que repitieron los gobernantes de estos pueblos con plumas que podían llegar a medir un metro de largo. Su plumaje iridiscente está compuesto en su mayoría de tonos verdes y azules, contrastados por un rojo profundo, casi sangre o fuego, que nace en el centro de su pecho y se extiende hasta su cola. Hoy en día, el quetzal sigue siendo importante en Centro América, ocupando el sitio de ave nacional en Guatemala.

 

En 1909, al jóven Igor Stravinsky le fue encargada la composición musical de una nueva obra para la compañía parisina de los ballets rusos liderada por Serguéi Diáguilev. La obra, titulada El pájaro de fuego, se basó en relatos folclóricos eslavos, en especial en la leyenda del pájaro de fuego, un ser mágico y profético, que brillando o estando en llamas llegaba como portento de bendiciones y penurias para aquel que se lo encontrara. El ballet tuvo su estreno el 25 de junio de 1910 en la Ópera de París y hoy en día sigue siendo una de las obras más interpretadas de Stravinsky, igualmente le dio el aire y reconocimiento necesario para que este empezara a consolidar la carrera que lo llevaría finalmente a ser uno de los compositores más importantes del siglo XX.

La orquesta

En el periodo en el que fue Director Artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional de Guatemala, Jorge Sarmientos fue también director huésped en numerosos países de América Latina, así como en Estados Unidos, Francia, Israel y Japón. Precisamente en este periodo, en 1980 para ser más exactos, Sarmientos fue invitado a dirigir la Orquesta Filarmónica de Bogotá en un momento en el que la Orquesta se encontraba en la labor de popularizar la música clásica, “para quitarle ese misterio que le hace elitista y convertirla en música para las grandes masas del pueblo”. También en 1980, Sarmientos se vio en la necesidad de exiliarse de Guatemala por sus posiciones políticas, algo que con anterioridad lo había llevado a estar en la cárcel en 1963 y un año antes a rechazar el mayor honor del gobierno de su país, la orden del Quetzal.

Sería entonces coincidencia o destino lo que llevaría a que el pájaro de fuego, encarnado en el ballet compuesto por Stravinsky y en la figura de Jorge Sarmientos, aterrizara en Medellín el 26 de agosto de 1980, para hacer parte de una presentación de la Orquesta Filarmónica de Bogotá en el Teatro Pablo Tobón Uribe, espacio neurálgico de la cultura en el centro de la ciudad y uno de sus teatros más importantes, diseñado por el arquitecto Nel Rodriguez e inaugurado en 1967. 

El programa de la noche, complementado por un concierto para flauta de Jacques Ibert y uno para violín de Aram Khachaturian contó con los solos del violinista cubano Evelio Tieles Ferrer y el flautista paisa Delio Hoyos.